lunes, 30 de mayo de 2016

La gente guay de la edición invade Castellón. ENDEI 2016





Hace un mes se celebró en Castellón de la Plana el II Encuentro Nacional de Editoriales Independientes (ENDEI). Me habría encantado contaros de primera mano algunas cosillas del evento, pero como la vida es muy perra, no me fue posible acudir. Pero ¡oye!, que yo soy una chica de recursos, así que con la ayuda de otros blogs1 y algún que otro espía, voy a tratar de hablaros del ENDEI 2016.


Todos conocéis ya esas ferias de libros donde hay siempre un desfile infinito de casetas y de escritores aburridos esperando dentro la visita de los lectores para firmar ejemplares o, en el mejor de los casos, compartir algunas palabras para entretener el tiempo. Lo que seguramente es más desconocido es la existencia de las reuniones editoriales. Estos eventos no miran de cara al público, sino que están como reconcentrados, ensimismados en la discusión y en el análisis del “mundo del libro”.

Las cifras oficiales sobrevuelan el mundo editorial amenazadoramente. Las últimas estadísticas disponibles, las de 2014, señalan que las editoriales españolas aumentaron en 36 respecto al año anterior. Y sin embargo, ahora empezamos el ascenso después de años de caída desde el 2009, cuando llegamos a alcanzar la cifra de 3032 editoriales privadas activas. En el 2014 eran 2786, de las cuales el 91,9 % eran empresas pequeñas. No hay que ser un genio para imaginar que en los años de crisis las primeras editoriales que van a cerrar van a ser las más humildes.

De ahí que los eventos como el ENDEI sean tan importantes. Las reuniones se celebraron en la librería Argot y alrededor de libros y mesas se citaron editores, correctores, traductores, escritores, ilustradores, etc., profesionales de la edición y talentos literarios, todos juntos para hablar de sus intereses, de sus propuestas y ofertas.

Cuatro jornadas de chute literario

Las editoriales:

El ENDEI fue una oportunidad única para presentar el libro como un objeto de lujo y no como un efímero y pobre entretenimiento. Participaron alrededor de 30 editoriales de toda España, algunas recién nacidas, como: Rasmia, Tolstoievski, Los Libros delImaginario, Cazador de Ratas, etc., otras ya veteranas, como: Alpha Decay, Sajalín, Melusina, Hotel Papel, Turner, Tropo, Los Libros del Zorro Rojo, Démipage, Ya lo dijo Casimiro Parker, etc.


Esta clase de editoriales son las que agitan algo dentro de los lectores, llaman la atención, son vistosas, apuestan por títulos impronunciables de autores olvidados o en paradero desconocidos, son las madres hipsters del mercado actual del libro y tan insistentes que han conseguido esquivar las fauces de las marcas aristocráticas y hacerse un hueco junto a ellas en las librerías. 

Los editores presentaron más de 50 novedades; participaron en las mesas redondas y en las charlas para debatir sobre el futuro editorial, las necesidades del sector o las profesiones que lo integran; repartieron merchandising; acudieron a las firmas y ventas; y lo más importante, participaron en casi 2000 citas rápidas donde profesionales y artistas pudieron abordarles.

Fue una ocasión única para aquellos que normalmente no tienen la oportunidad de codearse o de hablar directamente con esos mandamases etéreos que publican las obras que acunamos cada día en nuestras bibliotecas. Por otro lado, se han lanzado críticas a la organización por las limitaciones que impusieron a los asistentes durante las citas rápidas y por el exceso de reuniones que debía asumir cada editor.

Los escritores:

Son los grandes protagonistas, pero sin duda, son los que peor lo tienen. Publicar en España es una tarea fácil: contamos con editoriales privadas que editan bajo demanda por un coste que suele rondar los mil o tres mil euros; con plataformas online gratuitas como Amazon donde podemos alojar nuestro libro directamente; incluso podemos optar por la bricomanía y buscar nosotros personalmente a cada profesional (corrector, maquetador, ilustrador, etc.) y colocarle un ISBN para distribuirlo de manera artesanal. Publicar es fácil, sí, pero tener éxito es mucho más difícil.

Algunos escritores consiguen lectores únicamente gracias al boca a boca y su propio talento (aunque muchas veces ni siquiera se necesita un libro bueno, solo atractivo), pero esas son las excepciones. Una editorial de renombre y prestigio siempre va a ser un aval de calidad para nuestro libro y será su equipo, y no nosotros, quien se preocupe de la edición, de la distribución y la publicidad. Ahora bien, existen varios escollos que impiden que una buena editorial llegue a nuestra obra.

Avalancha de manuscritos:

Algunos de los editores que acudieron al ENDEI afirmaron que llegan a recibir hasta más de setenta manuscritos cada día. La principal consecuencia es que los correos quedan sin responder, lo que genera frustración en el escritor, y segundo, que ese manuscrito muchas veces no se llega a leer porque la editorial tampoco cuenta con los lectores profesionales suficientes.

"¡Nos invaden los libros!"


Limitación de publicaciones:

El escritor catalán Enrique Vila-Matas dijo una vez: «Ni yo, que leo mucho, tengo tiempo material para abordar los libros que me recomiendan. Los demasiados libros están perjudicando al sector editorial, donde cada vez hay más editores arribistas y amigos de la barbarie de la ignorancia». Contundente, pero la crítica es acertada. ¿Cuántos de vosotros no os habéis sentido desbordados por las novedades literarias en el Fnac? ¿Cuántas veces os han nombrado un libro que está en boca de todo el mundo que no conocíais y que se olvida en un par de años? ¿Cuánto es capaz de sobrevivir un autor o un libro en las estanterías de una librería? ¿Cuántos libros sois capaces de comprar y leer al mes?

No es de extrañar que uno de los grandes males que se achacan al mundo de la edición sea el volumen de publicaciones. De modo que si por un lado tenemos editoriales churreras, esas que ponen dos tapas a un manuscrito y lo publican en menos de treinta días, por otro tenemos editoriales artesanales que escogen cuidadosamente los títulos, plantean un programa editorial, corrigen, maquetan, vuelven a corregir, hacen pruebas de imprenta, dos, tres, y vuelven a revisar, hasta que por fin publican algo con lo que están satisfechos, no solo porque es bonito, sino porque tienen el convencimiento de que es bueno.

Los escritores deberían tener en cuenta estos factores y así afinar la búsqueda de editor. Lo importante durante las citas rápidas es presentar de manera atractiva y concisa el libro que se quiere editar y hacerlo delante de la persona a quien puede interesarle. A menudo los autores investigan poco las editoriales a las que proponen su manuscrito y no hacen criba, tampoco  valoran si los servicios de esta editorial serán adecuados para la obra en cuestión. Explorar el campo antes de sumergirse en el mundo de la edición puede ahorrarnos más de una decepción.

Profesionales de la edición:

Una de las razones por las que me habría encantado acudir a esta edición del ENDEI es la de haber podido conocer a otros profesionales de la edición: lectores, correctores, revisores, traductores, etc., gente con la que comparto inquietudes y ambiciones. Hubo representantes de UniCo (Unión de Correctores), de Asetrad (Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes), etc. Me encantaría que cada año la confluencia de profesionales fuera mayor, ¿os imagináis? Una fiesta de locos chupa tintas en Castellón, ¿quién se apunta al año que viene?

En fin, la gente del mundillo tuvo una ocasión de oro para conocer las exigencias y necesidades de las editoriales independientes. En el blog Palabras de Tangram podéis encontrar un resumen más extenso de lo que significó el ENDEI para Nuria Molines, la traductora que escribe el blog. Ella señala que las editoriales tienen muy claro a qué tipo de traductor encargar cada obra: traductores especializados en el tema para autores de culto en las obras de ensayo, proyectos ya en marcha o terminados de traducir para la poesía, traductores con experiencia en libros infantiles para las obras de este género, etc. En general, se llegó a la conclusión de que el público español valora más la literatura y a los autores extranjeros que los que suenan en la lengua de Cervantes.

No quedó tan claro que las editoriales sean tan exigentes en el caso de las correcciones. Sabemos que las editoriales pequeñas no suelen tener a mucha gente en nómina y, como el resto, de quien primero prescinden es del corrector. Ese trabajo, minucioso, arduo y exigente, lo desempeña en su lugar el propio editor (que gracias a Dios suele tener bastantes conocimientos filológicos, pero que muchas veces no cuenta con la formación específica necesaria) o un profesional externo, como en el caso de los traductores. La tendencia parece ser el empobrecimiento de la lengua (si no preguntádselo a Rajoy), y por eso las editoriales independientes deben ser el baluarte de la calidad editorial (¿quién si no?, ¿los conglomerados y las multinacionales?).  

En conclusión, estas pobres valoraciones generales difícilmente pueden aclarar algo sobre lo qué realmente fue el ENDEI 2016, pero si he suscitado en algo vuestra curiosidad o pensáis que el próximo año queréis estar presentes en este evento, os dejo algunos enlaces donde podréis seguir informándoos. 



1. Blogs consultados: 
Agradecimientos: Maika Mantilla Vara, escribirconcorreccion.es.

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