Crónica del Celsius 2016
Tenía doce
años y me obsesioné con La materia oscura
de Philip Pullman. Luego vinieron otros mundos: los de Ende, los de Tolkien,
los de Gallego, los de Rowling... Libros, cómics y películas cayeron en mis
manos y me convertí en una devoradora de ficción, lo que soy hoy en día.
Entonces pensaba que el engranaje que mueve la cultura de género era un búnker
inaccesible, una fábrica de Charlie que era capaz de crear auténticas
maravillas y que solo permitía el acceso a unos pocos agraciados con el billete
dorado.
Pero no es
así, el mundo de Oz está a solo unos pasos. En Avilés, más concretamente. Así
que llegó julio y me coloqué mis alpargatas asturianas de color rojo chillón y
caminé el trecho de baldosas medievales hasta el centro de la ciudad, hasta el
campamento provisional del Celsius 232.