Hace un mes se celebró en Castellón de la Plana el II Encuentro Nacional de Editoriales Independientes (ENDEI). Me habría encantado contaros de primera mano algunas cosillas del evento, pero como la vida es muy perra, no me fue posible acudir. Pero ¡oye!, que yo soy una chica de recursos, así que con la ayuda de otros blogs1 y algún que otro espía, voy a tratar de hablaros del ENDEI 2016.
Todos conocéis ya esas ferias de libros donde hay siempre un desfile infinito de casetas y de escritores aburridos esperando dentro la visita de los lectores para firmar ejemplares o, en el mejor de los casos, compartir algunas palabras para entretener el tiempo. Lo que seguramente es más desconocido es la existencia de las reuniones editoriales. Estos eventos no miran de cara al público, sino que están como reconcentrados, ensimismados en la discusión y en el análisis del “mundo del libro”.
Las cifras oficiales sobrevuelan el mundo editorial amenazadoramente. Las últimas estadísticas disponibles, las de 2014, señalan que las editoriales españolas aumentaron en 36 respecto al año anterior. Y sin embargo, ahora empezamos el ascenso después de años de caída desde el 2009, cuando llegamos a alcanzar la cifra de 3032 editoriales privadas activas. En el 2014 eran 2786, de las cuales el 91,9 % eran empresas pequeñas. No hay que ser un genio para imaginar que en los años de crisis las primeras editoriales que van a cerrar van a ser las más humildes.
De ahí que los eventos como el ENDEI sean tan importantes. Las reuniones se celebraron en la librería Argot y alrededor de libros y mesas se citaron editores, correctores, traductores, escritores, ilustradores, etc., profesionales de la edición y talentos literarios, todos juntos para hablar de sus intereses, de sus propuestas y ofertas.
Cuatro jornadas de chute literario
Las editoriales:
El ENDEI fue una
oportunidad única para presentar el libro como un objeto de lujo y no como un
efímero y pobre entretenimiento. Participaron alrededor de 30 editoriales de
toda España, algunas recién nacidas, como: Rasmia, Tolstoievski, Los Libros delImaginario, Cazador de Ratas, etc., otras ya veteranas, como: Alpha Decay,
Sajalín, Melusina, Hotel Papel, Turner, Tropo, Los Libros del Zorro Rojo,
Démipage, Ya lo dijo Casimiro Parker, etc.
Esta clase de
editoriales son las que agitan algo dentro de los lectores, llaman la atención,
son vistosas, apuestan por títulos impronunciables de autores olvidados o en
paradero desconocidos, son las madres hipsters
del mercado actual del libro y tan insistentes que han conseguido esquivar las
fauces de las marcas aristocráticas y hacerse un hueco junto a ellas en las
librerías.
Los editores
presentaron más de 50 novedades; participaron en las mesas redondas y en las
charlas para debatir sobre el futuro editorial, las necesidades del sector o
las profesiones que lo integran; repartieron merchandising; acudieron a las firmas y ventas; y lo más
importante, participaron en casi 2000 citas rápidas donde profesionales y
artistas pudieron abordarles.
Fue una ocasión única para aquellos
que normalmente no tienen la oportunidad de codearse o de hablar directamente
con esos mandamases etéreos que publican las obras que acunamos cada día en
nuestras bibliotecas. Por otro lado, se han lanzado críticas a la organización
por las limitaciones que impusieron a los asistentes durante las citas rápidas
y por el exceso de reuniones que debía asumir cada editor.
Los escritores:
Son los grandes protagonistas, pero
sin duda, son los que peor lo tienen. Publicar en España es una tarea fácil:
contamos con editoriales privadas que editan bajo demanda por un coste que
suele rondar los mil o tres mil euros; con plataformas online gratuitas como Amazon donde podemos alojar nuestro libro
directamente; incluso podemos optar por la bricomanía y buscar nosotros
personalmente a cada profesional (corrector, maquetador, ilustrador, etc.) y
colocarle un ISBN para distribuirlo de manera artesanal. Publicar es fácil, sí,
pero tener éxito es mucho más difícil.
Algunos escritores consiguen
lectores únicamente gracias al boca a boca y su propio talento (aunque muchas
veces ni siquiera se necesita un libro bueno, solo atractivo), pero esas son
las excepciones. Una editorial de renombre y prestigio siempre va a ser un aval
de calidad para nuestro libro y será su equipo, y no nosotros, quien se
preocupe de la edición, de la distribución y la publicidad. Ahora bien, existen
varios escollos que impiden que una buena editorial llegue a nuestra obra.
Avalancha de manuscritos:
Algunos de los editores que
acudieron al ENDEI afirmaron que llegan a recibir hasta más de setenta
manuscritos cada día. La principal consecuencia es que los correos quedan sin
responder, lo que genera frustración en el escritor, y segundo, que ese manuscrito
muchas veces no se llega a leer porque la editorial tampoco cuenta con los
lectores profesionales suficientes.
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"¡Nos invaden los libros!" |
Limitación de publicaciones:
El escritor catalán Enrique
Vila-Matas dijo una vez: «Ni yo, que leo mucho, tengo tiempo material para
abordar los libros que me recomiendan. Los demasiados
libros están perjudicando al sector editorial, donde cada vez hay más
editores arribistas y amigos de la barbarie de la ignorancia». Contundente,
pero la crítica es acertada. ¿Cuántos de vosotros no os habéis sentido
desbordados por las novedades literarias en el Fnac? ¿Cuántas veces os han
nombrado un libro que está en boca de todo el mundo que no conocíais y que se
olvida en un par de años? ¿Cuánto es capaz de sobrevivir un autor o un libro en
las estanterías de una librería? ¿Cuántos libros sois capaces de comprar y leer
al mes?
No es de extrañar que uno de los
grandes males que se achacan al mundo de la edición sea el volumen de
publicaciones. De modo que si por un lado tenemos editoriales churreras, esas
que ponen dos tapas a un manuscrito y lo publican en menos de treinta días, por
otro tenemos editoriales artesanales que escogen cuidadosamente los títulos,
plantean un programa editorial, corrigen, maquetan, vuelven a corregir, hacen
pruebas de imprenta, dos, tres, y vuelven a revisar, hasta que por fin publican
algo con lo que están satisfechos, no solo porque es bonito, sino porque tienen
el convencimiento de que es bueno.
Los escritores deberían tener en
cuenta estos factores y así afinar la búsqueda de editor. Lo importante durante
las citas rápidas es presentar de manera atractiva y concisa el libro que se
quiere editar y hacerlo delante de la persona a quien puede interesarle. A
menudo los autores investigan poco las editoriales a las que proponen su manuscrito
y no hacen criba, tampoco valoran si los
servicios de esta editorial serán adecuados para la obra en cuestión. Explorar
el campo antes de sumergirse en el mundo de la edición puede ahorrarnos más de
una decepción.
Profesionales de la edición:
Una de las razones por las que me
habría encantado acudir a esta edición del ENDEI es la de haber podido conocer a
otros profesionales de la edición: lectores, correctores, revisores,
traductores, etc., gente con la que comparto inquietudes y ambiciones. Hubo
representantes de UniCo (Unión de Correctores), de Asetrad (Asociación Española
de Traductores, Correctores e Intérpretes), etc. Me encantaría que cada año la
confluencia de profesionales fuera mayor, ¿os imagináis? Una fiesta de locos
chupa tintas en Castellón, ¿quién se apunta al año que viene?
En fin, la gente del mundillo tuvo
una ocasión de oro para conocer las exigencias y necesidades de las editoriales
independientes. En el blog Palabras de Tangram podéis encontrar un resumen más
extenso de lo que significó el ENDEI para Nuria Molines, la traductora que
escribe el blog. Ella señala que las editoriales tienen muy claro a qué tipo de
traductor encargar cada obra: traductores especializados en el tema para
autores de culto en las obras de ensayo, proyectos ya en marcha o terminados de
traducir para la poesía, traductores con experiencia en libros infantiles para
las obras de este género, etc. En general, se llegó a la conclusión de que el
público español valora más la literatura y a los autores extranjeros que los
que suenan en la lengua de Cervantes.
No quedó tan claro que las
editoriales sean tan exigentes en el caso de las correcciones. Sabemos que las
editoriales pequeñas no suelen tener a mucha gente en nómina y, como el resto,
de quien primero prescinden es del corrector. Ese trabajo, minucioso, arduo y
exigente, lo desempeña en su lugar el propio editor (que gracias a Dios suele
tener bastantes conocimientos filológicos, pero que muchas veces no cuenta con
la formación específica necesaria) o un profesional externo, como en el caso de
los traductores. La tendencia parece ser el empobrecimiento de la lengua (si no
preguntádselo a Rajoy), y por eso las editoriales independientes deben ser el
baluarte de la calidad editorial (¿quién si no?, ¿los conglomerados y las
multinacionales?).
En conclusión, estas pobres valoraciones generales difícilmente pueden aclarar algo sobre lo qué realmente fue el ENDEI 2016, pero si he suscitado en algo vuestra curiosidad o pensáis que el próximo año queréis estar presentes en este evento, os dejo algunos enlaces donde podréis seguir informándoos.
1. Blogs consultados:
- «Cómo vender tu propuesta editorial en 5 minutos (ENDEI 2016)»
- «Reflexiones (tardías) a propósito del ENDEI 2016»
- «Perfecto resumen de las 4 intensas jornadas del ENDEI 2016»
- «Mi experiencia con las editoriales en el ENDEI 2016»
Apuntate bien la fecha para el año que viene y vamos ^^
ResponderEliminar¡Claro! Sin falta ^^
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